domingo, 16 de enero de 2011

El Ocaso de Arturo Beltran Leyva, señor de varios estados, entre ellos Nayarit, Morelos, Guerrero, Tlaxcala;Líder de los tres caballeros, como se le conocía a él y sus hermanos

El cártel de los hermanos Beltrán Leyva fue tan poderoso y violento como efímero. Se empezó a configurar en el sexenio de Ernesto Zedillo, después de la muerte de Amado Carrillo Fuentes, y se consolidó en la administración de Vicente Fox Quesada, cuando consiguió relaciones que los llevaron hasta Los Pinos. Luego vino su final abrupto después de que le declaró la guerra al cártel de Sinaloa y se alió con Los Zetas. Ahora solo queda Héctor, el H, y hasta ahora no es más que una sombra en el misterio.

La muerte de los hermanos Beltrán Leyva como organización criminal empezó el 21 de enero de 2008 con la detención súbita de Alfredo, el menor de los seis hijos varones de don Carlos Beltrán Araujo y doña Ramona Leyva. Fue este hecho el que provocó la explosión del cártel de Sinaloa y desató la guerra en una familia mafiosa que estaba en ese momento disputando el control del narcotráfico en todo el país.

No había organización más poderosa. La conformaban Joaquín el Chapo Guzmán, Ismael el Mayo Zambada, Ignacio Nacho Coronel, Juan José Esparragoza, el Azul, los hermanos Beltrán Leyva, liderados por Arturo, el Barbas, y los hermanos Cázarez Salazar, encabezados por Víctor Emilio.

El presidente Felipe Calderón Hinojosa había declarado su guerra al narcotráfico desde que asumió el poder y entre golpes a los cárteles y acuerdos con algunos de ellos, no dejaba de presionar a las organizaciones criminales.

2007 fue un año donde predominaron los enfrentamientos en varias zonas del país, sobre todo en Tijuana, Baja California y Michoacán, y los decomisos de drogas y destrucción de plantíos. En Sinaloa ocurrió un hecho inédito, pues se registró la destrucción de al menos mil hectáreas de mariguana en pie que estaba siendo cultivada en tierras de riego, la mayoría localizada en el centro de Sinaloa.

Nunca, desde la Operación Cóndor, realizada por el gobierno del ex presidente José López Portillo en varios estados de la república, los narcos sinaloenses habían sentido tanta presión. Aún así, seguían siendo los grandes barones en el tráfico de drogas a los Estados Unidos, Europa, Asia y África. Y juntos, gracias a la expansión de sus negocios legales por todo el mundo, a través de los cuales lavan la plata, un monstruo difícil de destruir.

Pero fue el propio Gobierno quien inició el camino de las negociaciones con los capos de Sinaloa. Por lo menos desde mayo de 2007 se tuvo conocimiento en Culiacán de los primeros contactos entre altos mandos militares y los líderes del cártel. Nunca se precisó si estos encuentros estaban avalados por la Presidencia de la República, pero los contactos fueron del más alto nivel.

Aún así, la lucha contra el tráfico de drogas no se detuvo. Continuaron los decomisos y la destrucción de plantíos en los valles y en la sierra. Pero los mecanismos del entendimiento entre capos y Gobierno fueron los mismos. Había pasado un año y la guerra de Calderón no había rendido frutos en cuanto a aprehensión de narcos importantes.

Y es aquí donde se estima que la detención de Alfredo Beltrán Leyva fue una entrega del cártel, una cuota que había que pagar para seguir operando y en lo cual, se dijo, su propio hermano (Marcos) Arturo había estado de acuerdo.

La detención del Mochomo, ocurrida la madrugada del 21 de enero de 2008, se percibió como el primer golpe fuerte para el cártel de Sinaloa, aunque después los signos indicarían que el Gobierno federal había llegado a acuerdos con los capos de Sinaloa para dejarlos operar con la condición de que redujeran sus niveles de exposición pública: reducir desmanes, ejecuciones, asesinatos de policías, ataques al Ejército…

Este hecho fue el parteaguas, marcó un antes y un después del cártel más poderoso de América hoy día. Y anticiparía su destino. Arturo Beltrán emplazaría pronto a sus socios para que rescataran a su hermano de la cárcel. Él pondría dinero, hombres y armas, lo que fuera necesario. Pero la petición le fue negada. Y entonces se produjo el rompimiento, la explosión. A partir de la última semana de abril, dos maquinarias de matar se declararon una guerra que a la postre bañaría de sangre al país entero.

El fin del Barbas

Al momento del rompimiento, el Chapo Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva compartían territorios en varias zonas del país. Juntos habían conquistado Guerrero, en la última fase con el apoyo de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, sicario de cabecera del Barbas. Como cártel habían decidido quitarle Tamaulipas al cártel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas y por esa razón decenas de sicarios del Chapo y de Arturo Beltrán se habían trasladado a esa entidad. También empezaron a pelear Nuevo León. Cuando la guerra estalló, los enfrentamientos entre ellos empezaron a arrojar bajas de ambos lados. Guerrero se ensangrentó y en la narcoguerra, policías de todas las denominaciones y militares aportaron su cuota de ejecutados. En estos saldos se inscriben los federales asesinados en Culiacán en dos hechos ocurridos con tres días de diferencia en junio de 2008 y los ocho soldados decapitados en Guerrero en diciembre del mismo año. Igual el asesinato del comandante de la Policía Federal, Édgar Eusebio Millán Gómez, en mayo de 2008, apenas iniciada la guerra, crimen que se atribuyó a Arturo Beltrán.

A partir de la ruptura, Arturo Beltrán fue acosado por el Gobierno. Coincidencia o no, pero fue en diciembre de 2008 cuando, bajo el gobierno de George W. Bush, Estados Unidos fichó formalmente a Marcos Arturo Beltrán Leyva como jefe del cártel, bajo una ley de narcóticos estadounidense.

El capo empezó a alzarse como jefe narco en el sexenio de Ernesto Zedillo después de la muerte de Amado Carrillo Fuentes y adquirió relevancia en el sexenio de Vicente Fox, a partir de que se hicieron públicas sus relaciones con Los Pinos a través del coordinador de giras presidenciales, Nahúm Acosta Lugo.

Pero fue hasta que rompió con sus antiguos socios y amigos de Sinaloa que los Estados Unidos lo pusieron en la mira. Un año después, el 3 de diciembre de 2009, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos congeló los activos del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en territorio estadounidense. La restricción abarcó a 22 personas y diez compañías vinculadas a la organización.

En la disposición del Tesoro no se dio a conocer la identidad de los individuos y compañías presuntamente vinculados a los Beltrán Leyva, pero precisó que la organización controla compañías relacionadas con transporte aéreo y terrestre, venta de electrónicos, comercio de productos de salud, consultoría de negocios e incluso servicios hospitalarios.

En México, las empresas fueron ubicadas en los estados de Chihuahua, Sinaloa, Chiapas, Sonora, Jalisco, Estado de México, Baja California y el Distrito Federal.

Las autoridades norteamericanas acusaron al cártel de los Beltrán Leyva de traficar cocaína de Centroamérica y Sudamérica, y heroína desde México hacia Estados Unidos. Además, argumentaron que era responsable de innumerables asesinatos de elementos (policías y soldados) en la lucha contra el narcotráfico.

El cerco contra los Beltrán Leyva se cerraba. Trece días después de esta medida gringa, el 16 de diciembre, El jefe de jefes fue muerto y exhibido por la Marina como trofeo de guerra en Cuernavaca.

Héctor, una sombra

Siempre en las sombras, no hay elementos públicos para establecer la personalidad de Héctor Beltrán Leyva, el hombre que se supone quedó al mando de la organización una vez que cayó su hermano en Morelos.

De lo que hay registro es que desde que su hermano Arturo fue “cazado”, la organización que él heredó estaba muy diezmada no solo por los golpes recibidos por parte del Gobierno y de sus enemigos, sino porque el principal hombre de armas con que contaban, La Barbie, ya estaba prácticamente fuera del cártel.

Se había hablado ya de un distanciamiento entre el sicario texano y el Barbas, pero fue el mismo Édgar Valdez Villarreal quien confesaría ante las cámaras de video de la Policía Federal que él ya no veía a Arturo Beltrán porque le tenía miedo y que la noche que lo rodeó la Marina, él le había recomendado que mejor se entregara.

Así que muerto el Barbas, La Barbie le declaró la guerra a Héctor Beltrán, el H, quien se quedó con los servicios de Sergio Villarreal, el Grande. La guerra entre La Barbie y el heredero de lo que quedaba del cártel se selló con ejecutados, colgados, decapitados y narcomensajes:

Este fue uno de La Barbie, dejado sobre los cuerpos de dos ejecutados en Morelos:

“Héctor Beltrán, estos no son inocentes como los que tú has matado y que dices que son míos. Ya te tengo a tus 25 gentes amarrados en Acapulco, nomás los estoy entrevistando y te los aviento en cuatro días. Gracias por el armamento y entiéndelo, no engañes a tu gente, no tienes ni Morelos ni Guerrero”.

El texto continúa: “Licenciado Fernando López Salinas, ya sabemos que metiste gente a Acapulco, así es que cuídate pinche chaparro Judío! Haber si te apuras a traicionar a Héctor como traicionaste a Juan José Esparragoza el Azul. Atte. Édgar Valdez Villarreal, La Barbie y Los Piras”.

Nueve meses después de tomar el mando, Héctor Beltrán sigue en las sombras. No salió a la luz ni cuando Ignacio Coronel, en represalia por el asesinato de su hijo Alejandro en Puerto Vallarta, en la primera semana de abril pasado secuestró a su esposa Clara Elena Laborín en Hermosillo, Sonora, con el fin de hacer un intercambio por el capo.

Pero el H no apareció y la señora fue liberada días después en una banqueta de la capital de Sonora, con un mensaje sobre una cartulina:

“Nosotros te vamos a enseñar a ser hombre y a respetar a la familia, asesino de niños”, así como “Aquí está tu esposa, por la que te negaste a responder, te la entregó sana y salva para que veas y aprendas que para nosotros la familia es sagrada”, además de “nosotros no matamos mujeres, ni niños, únicamente vamos por `El Hache´ y `El Dos Mil´, así como por varios policías”.

Por parte de la PGR, la información sobre el H se resguarda celosamente. Desde 2005, cuando se ventilaron las relaciones de los hermanos Beltrán Leyva con Nahúm Acosta Lugo, la PGR empezó a investigar propiedades inmuebles y vehículos de toda su familia bajo la averiguación PGR/SIEDO/UEIDCS/021/2005 de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que forma parte del expediente de Nahum Acosta.

Sin embargo, hasta ahora, la PGR solo tiene en su portal de Internet una vieja fotografía donde aparece el H con traje y corbata, más parecido a un empresario que a un narco nacido en un pueblito de Badiraguato.

Golpe tras golpe

Después de la muerte de Arturo Beltrán, su organización fue recibiendo golpes contundentes en su estructura operacional. A los cuatro días de los hechos en Cuernavaca, el 20 de diciembre, militares y fuerza federales realizaron operaciones en Guerrero que derivaron en la captura de Jesús Basilio Araujo, el Pollo, operador de la organización en Guerrero y Morelos.

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal informó que Basilio Araujo ocupaba el lugar de Antonio Pineda Villa, el Borrado, luego de que este y su hermano Mario fueron ejecutados por la misma organización en septiembre pasado.

El 30 de diciembre la familia Beltrán Leyva recibiría otro golpe contundente al ser aprehendido en Culiacán otro de los hermanos, Carlos, a quien se le atribuyeron actividades de “lavado de dinero” procedente del narcotráfico.

El 19 de marzo, un operativo realizado por la Marina en San Pedro Garza García, Nuevo León, produjo la captura de Alberto Mendoza Contreras, el Chico malo, operador del cártel de los hermanos Beltrán en esa entidad.

El 21 de abril, luego de un enfrentamiento entre elementos del Ejército mexicano y sicarios en este municipio del Estado de México, soldados detuvieron a Gerardo Álvarez Vázquez, alias el Indio o el Chayán, operador del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó esa vez que dos presuntos sicarios murieron en el tiroteo, dos más resultaron heridos y 18 más fueron detenidos.

El Indio, dijo el informe, era el encargado de las relaciones de la organización Beltrán Leyva con los cárteles de Centro y Sudamérica y lo acusaron de ser uno de los responsables del incremento de la violencia en los estados de Morelos y Guerrero.

El 6 de mayo, la Secretaría de Seguridad Pública dio cuenta de la detención de 14 integrantes de la estructura criminal de los Beltrán Leyva, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

El 19 del mismo mes, la Sedena detuvo a 13 integrantes del cártel de los Beltrán al momento que aterrizaron en el Aeropuerto del Norte, en Apodaca, Nuevo León, procedentes de Acapulco, Guerrero. Entre los detenidos se encontraba Rodolfo López Ibarra, alias el Nito, quien presuntamente era el sucesor de Héctor Huerta Ríos, alias la Burra o el Junior, apresado el 25 de marzo por ser el principal operador de dicho grupo del crimen organizado en Nuevo León.

El 27 de junio la misma Sedena informó de la detención de Omar Ibarra Lozano, quien controlaba la distribución de droga en el municipio conurbado de San Pedro, y señalado como presunto operador de este cártel.

El 17 de julio la Policía Federal arrestó por órdenes de un juez de Matamoros, Tamaulipas, a Juan Andrés Alfaro Prieto, operador financiero de la organización.

La agonía del cártel

Paralela a las acciones del Gobierno, los Beltrán Leyva enfrentaban otra guerra, la de sus enemigos sinaloenses, que no descansaban un día en su afán de exterminarlos, no solo a ellos, sino también a sus aliados, principalmente a Los Zetas.

En Sinaloa, la violencia vivió episodios inéditos, como la masacre de 29 reos en el penal de Mazatlán, el 15 de junio pasado, la mayoría pertenecientes a Los Zetas.

Una vez adueñados de la plaza de Culiacán, células del cártel de Sinaloa reforzaron su presencia en la zona norte y en el sur, para contrarrestar la presencia de la alianza Beltrán-Zetas, hundiendo a las ciudades de Los Mochis y Mazatlán en el terror.

Producto de esta guerra, las cifras de la violencia en Sinaloa se triplicaron, pues el promedio mensual de asesinatos aumentó de 65 a 220 en los últimos meses.

En medio de esta guerra, casi de todos contra todos, el 30 de agosto el Gobierno federal sorprendería con la noticia de que Édgar Valdez Villarreal había sido detenido. El sicario de origen texano ya no pertenecía al cártel de los Beltrán, pero su información le sería útil al Gobierno para acercarse más a información sensible sobre esta organización.

Y todavía la detención de La Barbie era noticia cuando, el domingo 12 de septiembre, cayó en la ciudad de Puebla Sergio Villarreal Barragán, el Grande, jefe de sicarios de Héctor Beltrán, también conocido como El General, iniciando con este arresto la cuenta regresiva para él.


Perfil de un sicario

El Grande

Miguel Ángel Vega

Sergio Enrique Villarreal Barragán, el Grande, nació el 21 de septiembre de 1969 en Torreón, Coahuila.

De poco más de dos metros de alto y con un peso aproximado de 115 kilogramos, el Grande, también conocido como King Kong, era lugarteniente de Héctor Beltrán Leyva al momento de ser arrestado y mantenía una cacería en contra de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, por supuestamente traicionar a Arturo Beltrán Leyva.

La historia del Grande inicia en 1990 cuando, a los 21 años de edad, ingresó a la Policía Judicial del Estado de Coahuila.

En julio de 1993 fue admitido como agente de investigaciones en la desaparecida Policía Judicial Federal de la Procuraduría General de la República, e inmediatamente fue asignado a las plazas de Nuevo Laredo y Reynosa, en Tamaulipas.

En abril de 1996, el Grande fue cesado como agente federal y entonces se regresó a Coahuila, donde entabló comunicación con narcotraficantes de Torreón, La Comarca Lagunera y Gómez Palacio, para luego empezar a coordinar una red de narcotiendas, incluso “casas de seguridad” en Durango.

De 1996 al 2001, Villarreal Barragán fungió como sicario del cártel de Juárez y del cártel del Golfo.

En el 2001, se cree que el cártel de Juárez y el de Sinaloa entablaron una alianza, integrándose Villarreal Barragán a la organización de Joaquín el Chapo Guzmán, estableciendo entonces contacto con Arturo Beltrán Leyva, entonces operador del grupo armado del cártel de Sinaloa.

Del 2002 al 2004, Villarreal Barragán empieza a ganar notoriedad por su alto grado de violencia, convirtiéndose entonces en uno de los hombres de más confianza de Arturo Beltrán Leyva.

De acuerdo con autoridades de México y Estados Unidos, al Grande se le atribuyen al menos 43 asesinatos durante este periodo.

En el 2004, ya siendo dueño de propiedades, terrenos, autos de lujo, ranchos y negocios, Villarreal Barragán aloja en una de sus propiedades a Salma Hayek y Penélope Cruz, cuando ambas actrices filmaban la película Bandidas. Cómo entabló comunicación el Grande con la producción de esa película para lograr alojar a las dos actrices en su rancho de Presa Peña del Águila, es un misterio.

En enero del 2007 ejecutan al ex dirigente del PRD en Durango, Jaime Meraz, su familia y según un reporte de la PGR, acusa a Villarreal Barragán como probable responsable.

En marzo del 2008, tras la ruptura de Arturo Beltrán Leyva con el cártel de Sinaloa, el Barbas designa a Villarreal Barragán como su hombre fuerte para controlar regiones de Guerrero, Cuernavaca y Puebla.

El 24 de Agosto del 2008, según reportes de la Policía Federal, el Grande asistió a un bautizo de la hija de su compadre, del ex alcalde panista Guillermo Anaya, en Torreón, Coahuila, al que también asiste el presidente Felipe Calderón.

Tras la muerte del Barbas, el 16 de diciembre del 2009, Héctor Beltrán Leyva designó al Grande su lugarteniente, al considerar que La Barbie había traicionado a su hermano, iniciando una guerra en contra de Valdez Villarreal, detenido el 30 de agosto pasado.

Según informes castrenses, con fecha del 30 de mayo de 2010, la violencia en el DF y los estados de México, Guerrero y Morelos se incrementó debido a las disputas que mantenían tres organizaciones: los hermanos Beltrán Leyva aliados con Los Zetas, el grupo de Édgar Valdez, La Barbie y su brazo ejecutor, Los Pelones, y el Grande.

El 12 de septiembre del 2010, Villarreal Barragán es detenido por elementos de la Marina en Puebla.Hoy Héctor toma la batuta de esta organización

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